martes, 1 de abril de 2008

Asimov tenia rason




En primer lugar, acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de ese invento de que No Saber Nada es un signo de Sabiduría…
Isaac Asimov…

Buenas aca stamos en un nuevo blog para tratar cuanto tema se nos pase por la cabesa.
Y como no podia ser de otra forma vamos a dedicar el primer salon a un grande entre los grandes.
Si estamos hablando del profeta inmediato y vicionario mas grande de la ciencia Ficcion, Issac Asimov.
Vamos a ver si en este foro podemos meter mas info que en kiwi.
Vamos a tratar absolutamente todos los temas de este groso, que aproveche.

Entre sus creaciones mas grandes tenemos sin lugar a dudas la invencion de la palabra "robotica" y la creacion de las tres leyes de la misma

1ª - Un robot no puede hacer daño a un ser humano, o, por medio de la inacción, permitir que un ser humano sea lesionado.
2ª - Un robot debe obedecer las órdenes recibidas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
3ª - Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no sea incompatible con la Primera y la Segunda Ley.


Oh, doctor A...
Oh, doctor A...
Hay algo (no se vaya)
que me gustaría o írle decir.
Aunque preferiría morir
que intentar
curiosear,
el hecho, como verá,
es que en mi mente
ha brotado hoy la cuestión latente.
No pretendo fácil irrisión,
de modo que, por favor, responda con decisión.
Deseche sus temores recelosos,
¡y explique el secreto de su visión!
¿Cómo demonios
engendra
esas locas e increíbles ideas?
¿Es indigesti ón
y cuestión
de la pesadilla resultante?
¿De sus globos oculares el remolineo,
el girar incesante,
del cerrarse y abrirse
de sus dedos,
mientras su sangre toca enloquecidos repiques
al seguir el desapasionado compás
de su pulso turbio y desigual?
¿Es eso, opina, o el licor
lo que acelera su furor?
Porque un pequeño, ligero,
martini seco
puede ser su particular genio;
o quizás en esos combinados de ron
encuentra usted las mismas semillas
para la creación
y liberación
de esa rara idea o ese sorprendente final;
o una sobrenatural
combinación
de ilegal
estimulación,
marihuana más tequila,
que le dará esa sensación
de las cosas que vibran
y se desprenden,
mientras inicia su cerebración
con la síncopa enloquecida
de un cerebro que su tic-tac emprende.
Doctor A., seguramente algo
le vuelve visionario
y bastante trastornado.
Puesto que le leo con devoción,
¿no querrá darme una noción
de esa poción astutamente preparada
de la que emergen sus tramas,
de esa mezcla secreta, espumosa, alocada,
que en elemento permanente le ha convertido,
en los lugares de la ciencia ficción más favorecidos...?
Ahora, doctor A.,
no se vaya...
Oh, doctor A.
Oh, doctor A...

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